Muchos médicos infectólogos han detectado en los últimos años un incremento de los contagios de sífilis, una enfermedad de transmisión sexual que puede llegar a ser tratada con medicamentos poco invasivos.
¿Qué es la sífilis?
La sífilis es una infección bacteriana que por lo general se contrae por transmisión sexual. La infección es generada por la bacteria Treponema Pallidium, la cual avanza por etapas en donde los síntomas pueden ser distintos en cada paciente infectado. Esta enfermedad también puede ser contagiada con elementos infectados como una aguja con sangre o transmitida de madre a hijo durante el parto.
En la primera etapa de esta enfermedad suelen aparecer llagas indoloras en los genitales, la boca y el recto. Luego de esta etapa inicial, comienza la aparición de un sarpullido. Luego no se presentan síntomas hasta que en la última etapa ocurren daños en el cerebro, los ojos, los nervios, el corazón, el hígado, huesos, vasos sanguíneos y las articulaciones, un proceso que puede ocurrir años después de contraída la enfermedad.
Tratamiento para la sífilis
Es digno de mención que la única manera de detectar la infección es a través de un análisis de sangre. En caso de salir positivo, hay que iniciar el tratamiento que consiste en la aplicación de medicamentos junto al control del personal médico capacitado.
La sífilis no puede ser diagnosticada en base a cómo se siente una persona. Como sucede con otras enfermedades de transmisión sexual, la única manera de saber si se trata de eso, es a través de un examen.
El tratamiento suele consistir en una inyección única de penicilina. Luego de esto el portador de la enfermedad deberá realizarse chequeos de forma mensual o con regularidad, según le indique el personal médico. En caso de haber sostenido relaciones sexuales sin protección de barrera, su pareja también deberá realizarse la prueba y someterse al tratamiento de ser necesario.
Los especialistas en la salud sostienen que el control anual para descartar alguna infección asintomática es vital al tiempo que recomiendan el uso de métodos anticonceptivos de barrera los cuales consideran imprescindibles para evitar los contagios en personas sexualmente activas.
Se cree que esta enfermedad puede contagiarse durante un periodo de hasta dos años o incluso más. El alcance del contagio depende en gran medida de la existencia de lesiones infecciosas, es decir, las llagas que pueden o no ser visible.