El último reporte realizado por el Foro Económico Mundial (FEM), “The Future of Jobs Report 2020”, revela que para el 2025 aproximadamente el 50% de los trabajadores tendrán que volver a formarse. Esto no resulta nada extraño, pues muchas de las maneras comunes de trabajo que conocíamos hace 20 años, hoy por hoy, y gracias a los avances tecnológicos, se han reinventado.
Son muchos los rubros afectados: desde las labores propias del campo, el desarrollo de maquinas tragamonedas gratis, hasta las relacionadas con la carrera aeroespacial. El rango es amplísimo. Como consecuencia lógica, los trabajadores que necesitaban permanecer en sus puestos de trabajo han debido adecuarse y adquirir las aptitudes necesarias para cumplir con los nuevos estándares. De acuerdo con el informe antes mencionado, estas son las principales habilidades laborales que se necesitarán en el futuro próximo:
Pensamiento analítico e innovación
Esta habilidad se basa en poder estudiar a fondo situaciones que supongan una problemática. Para ello se utiliza como recurso de evaluación la recopilación de datos de la empresa o cualquier otra información de relevancia.
Por su parte, la innovación es una cualidad que, en conjunto con el pensamiento analítico, permite conseguir o crear una posible solución o plan estratégico para abordar el problema detectado de la manera más eficaz.
Aprendizaje activo y estrategias de aprendizaje
Se trata de tener la capacidad de estar en una constante formación. Hacerlo debidamente implica el uso de diferentes técnicas didácticas, lo que hace más fácil retener y aplicar lo aprendido. La mayor muestra de dominio del aprendizaje activo es la capacidad de involucrar y hacer protagonistas de la experiencia a los compañeros de trabajo.
Resolución de problemas complejos
Esta es una cualidad muy valorada en los trabajadores desde la revolución industrial. Por consiguiente, con el paso del tiempo ha adquirido mayor relevancia puesto que la capacidad de resolver problemas previstos y no previstos ahorra muchas contrariedades (y capital) a las compañías.
Pensamiento crítico
Pensar de manera crítica es tener la habilidad de evaluar todas las fuentes de información y realizar observaciones detalladas de la situación. Actualmente, gracias al enorme volumen de datos disponibles en internet, se aprecia la capacidad de poder investigar a fondo con el fin de dilucidar cuál de tantos resultados es el más confiable.
Creatividad, originalidad e iniciativa
Sin importar el lugar de trabajo o el cargo desempeñado, ser creativo, original y demostrar iniciativa representan varios de los rasgos más estimados en un empleado. Es más, las empresas consideran que dichos talentos aceleran el desarrollo económico y enriquecen el ambiente laboral con ideas frescas.
La captación de recurso humano con verdadero don de liderazgo y adecuado para guiar a las masas, no es una tarea sencilla. Hoy en día, con la fuerte adopción de las redes sociales, resulta crucial para las industrias contar con personas capaces de conectar e influenciar a las comunidades, tanto digitales como de la vida real.
Uso, seguimiento y control de la tecnología
Este punto se refiere a la habilidad del correcto uso y manejo de los dispositivos tecnológicos de vanguardia. También, apunta hacia la constante actualización con respecto a los últimos equipos del mercado y de cualquier otra herramienta digital (apps, softwares, algoritmos, entre otros). Es decir, conocer más allá de las funciones cotidianas de un Smartphone o de un computador es un skill bastante significativo y, en el futuro lo seguirá siendo.
Diseño y programación de tecnología
En un futuro cercano ya no bastará solo con conocer y operar adecuadamente los dispositivos tecnológicos inherentes al ámbito laboral correspondiente. Las predicciones de los especialistas sostienen que los trabajadores de cualquier ramo deberán familiarizarse con materias como el diseño gráfico y la programación. De esa forma les será posible responder oportunamente a las demandas tecnológicas de los usuarios.
Resiliencia, tolerancia al estrés y flexibilidad
Mantener una buena salud mental —además de la física— será de gran relevancia en los próximos años. Una tasa de estrés laboral alta afecta directamente la calidad del resultado final en cualquier tipo de trabajo. Por ello, ser flexible, tener resiliencia y control del estrés va en camino a convertirse una de las habilidades más demandadas.
Inteligencia emocional
El estado de ánimo y las emociones pueden interferir en una jornada laboral de manera negativa o positiva. Las empresas del futuro probablemente serán más proclives a contratar empleados preparados para operar de forma asertiva desde el punto de vista emocional.
De ese modo, un trabajador puede ser efectivo y permanecer sosegado (aún bajo una enorme presión). En paralelo, un personal con inteligencia emocional identifica más fácilmente las emociones útiles para mejorar su desempeño profesional mientras evita aquellas que perjudican sus objetivos.
Solución de problemas y experiencia de usuario
Uno de las grandes dificultades inherentes a la Era Digital es la solución de problemáticas relacionadas con el uso de dispositivos y de softwares de última generación. Un simple error que, en persona podría solucionarse en 5 minutos, en línea podría tardar horas.
Por este motivo, optimizar la experiencia del usuario mediante la atención temprana, amable y efectiva de sus contratiempos será una de las competencias laborales más solicitadas. En concordancia, el denominado customer service seguirá siendo clave para la promoción efectiva de un producto o servicio y la satisfacción de los usuarios.
Orientación al cliente
En este apartado son claves las habilidades para la comunicación, la persuasión, la negoción y la atención general. Al fin y al cabo, la impresión de los clientes tras ser atendidos en persona o a través de plataformas digitales (e-mail, chats, foros…) es fundamental para la imagen pública de una marca.
Reeskilling: un proceso en marcha
El reeskilling es el término utilizado para referirse al proceso en el cual las empresas fomentan el aprendizaje. En otras palabras, esta definición obedece a la capacitación permanente del personal de una compañía. La meta es dotar a los trabajadores con nuevas habilidades y evitar pérdidas logísticas de tiempo y/o dinero en nuevas contrataciones.
En los años venideros, el reeskillling se centrará en destrezas y competencias categorizadas en cuatro tipos bien definidos:
1) Resolución de problemas;
2) Autogestión;
3) Trabajo con personas;
4) Uso y desarrollo de tecnología.